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LA ACTIVIDAD FÍSICA ESPONTÁNEA, LA PIEDRA ANGULAR DE LA SALUD


Existe abundante evidencia epidemiológica que sostiene los efectos beneficiosos para la salud de un estilo de vida activo dentro de una dieta eminentemente mediterránea, aunque la evidencia no es concluyente, se sugiere ese efecto protector de la dieta mediterránea, entendida como una filosofía de vida frente al sobrepeso y la obesidad inmersa en un patrón de vida activo.


Los rápidos cambios sociales y en el modo de vida, acontecidos a lo largo de las últimas décadas se ven reflejados en un progresivo abandono de un perfil tradicional de estilo de vida activo. Este aspecto es especialmente alarmante en los colectivos más jóvenes y entendido siempre no sólo en “lo que cómo” y en “lo que bebo” sino también en “cómo lo cómo” y “cómo me muevo” que es lo que define los aspectos sociales del estilo de vida.


Sin duda los avances tecnológicos y la mejora en las condiciones socioeconómicas de vida son factores estrechamente relacionados con un menor gasto energético total:

Mejores condiciones de aclimatación en viviendas, como en lugares de trabajo, (es decir el confort térmico y su impacto en el gasto energético), la mecanización de las tareas laborales que requieren un menor esfuerzo físico en la mayor parte de los casos, la mejora en los transportes públicos y un aumento enorme en el empleo de transporte motorizado privado. Pero también se han producido cambios importantes en las actividades en el tiempo libre que han contribuido a aumentar el tiempo de sedentarismo y reducir la cantidad de actividad física total.


Es importante recalcar que la energía consumida durante la actividad física es el componente más variable dentro del gasto total de energía


Este gasto energético incluye tanto el ejercicio físico voluntario como el que se utiliza involuntariamente en actividades y control postural.


El coste energético de la actividad física depende de factores como la composición corporal, intensidad, duración del ejercicio físico y la aplicación del trabajo.


La actividad física espontánea es la actividad ocupacional en la que el nivel de actividad y por tanto del gasto calórico es muy variable porque depende del tipo de trabajo que uno realice. No es lo mismo el trabajo en oficina, que el de obra, tienda, en agricultura, etc. El hecho de hacer más trabajo de oficina con menos movimiento y mucha automatización es uno de los factores causantes de la disminución de los niveles de actividad física en las sociedades actuales y que implican una conducta sedentaria.

Es importante insistir en la disminución del tiempo empleado en actividades sedentarias como son ver la televisión, leer, trabajar con el ordenador, hablar por teléfono o conducir un coche. Además, la cantidad de horas que las personas dedican a Internet es alarmante y el tiempo ante la televisión es de una media de 3 horas diarias.

Todas estas actividades sedentarias han ido aumentando por la falta de tiempo y por la comodidad que supone el movernos menos.

Este sedentarismo puede verse compensado con nuestro tiempo libre. Las actividades de tiempo libre tienen una alta influencia en la disminución del sedentarismo ya que se trata de ejercicio físico no competitivo y actividad deportiva en los ratos de ocio.



LA ACTIVIDAD FÍSICA Y NUESTRAS EMOCIONES


La actividad física mejora el bienestar psicológico. Hay muchos estudios con pruebas psicométricas que demuestran que las personas que realizan mayor actividad física tienen mejor respuesta psico social y fisiológica al estrés, mejor autoestima, mejor autoimagen y auto aceptación, mejor inserción social y mejores perspectivas.


Además, el ejercicio ayuda a controlar la ansiedad, la irritabilidad, la fatigabilidad, los estados de ánimo y la relación que tenemos con la dieta.



LA ACTIVIDAD FÍSICA Y LA GANANCIA DE PESO CORPORAL


Los individuos sedentarios tienen un IMC más alto. No se sabe si es la causa o el efecto del exceso de peso. Es decir, no se sabe si el sedentarismo es el que causa el aumento de IMC o si es la obesidad la causa que la persona sea más sedentaria.


Estudios de seguimiento en adultos demuestran que el bajo nivel de actividad física recreativa predice una ganancia de peso de más de 5 kg a 5 años plazo, lo que no se produce en los que tienen una mayor actividad física de tipo recreativo.

Estudios en niños han mostrado resultados similares evaluando parámetros como las horas de televisión en relación con la ganancia de peso.


La actividad física aumenta la tasa de oxidación de grasas lo que permite un mayor porcentaje de ingesta de grasas sin provocar ganancia de peso.

Al incorporar el ejercicio como hábito mediante una planificación de actividad física se ha observado que a medio plazo entre 3 y 6 meses se produce un aumento de la tasa de oxidación de lípidos que se mantiene durante todas las horas del día incluso en las que no se hace actividad física.

Esto significa que las personas que hacen ejercicio tienen una mayor capacidad para oxidar grasa y por tanto pueden seguir una dieta más flexible y sin tanta restricción de grasas



LA ACTIVIDAD FÍSICA REGULAR Y LOS CAMBIOS METABÓLICOS QUE INDUCE


Una actividad física regular condiciona la activación del sistema nervioso simpático.

Por ejemplo, las personas que restringen su alimentación y no hacen actividad física y se mantienen sedentarias tienen en general un tono simpático muy bajo lo que se relaciona con un gasto energético más bajo, menor nivel de actividad física espontánea, etc. Además, tienen un aumento en la eficiencia de depositar grasa.



¿Qué beneficios tiene la actividad física espontánea durante la reducción de peso?


Por un lado, disminuye la pérdida de masa magra.

Cuando una persona entra en un plan de dieta para bajar de peso la pérdida de masa magra es menor si se agrega un plan de ejercicio adecuado.

Por otro lado, previene la adaptación metabólica Esto es que el ejercicio es capaz de evitar la disminución de gasto energético en reposo que aparece en personas sometidas a dietas hipocalóricas lo que en algunas ocasiones dificulta mucho la reducción de peso.

Además, mejora la dirección a un programa multidisciplinario de reducción de peso.

Por último, el ejercicio produce una sensación de bienestar físico y mental que se experimenta desde el principio.

 
 
 

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